“Escampar la boira” es una expresión muy usual en lengua catalana que traducida literalmente sería “despejar la niebla”, pero que viene a significar algo así como salir de algún lugar o situación molesta para despejar la mente, coger aire fresco y recargar las pilas.
¿Y que pinta todo esto en un blog de montaña? Pues viene a cuento porque la montaña es donde yo “escampo la boira”. La montaña es mi vía de escape, el lugar (no sólo físico) donde me refugio, dejando atrás preocupaciones y problemas, y recargando energía positiva para afrontarlos a la vuelta.
La montaña es donde me pierdo. No exteriormente, eso intento evitarlo, sino de modo interior. En ella me siento lejos de todo, aunque esté a un paso de casa. Vacío mi mente de malas vibraciones y peores pensamientos. Recobro ese vínculo con la naturaleza que hemos perdido u olvidado.
Me calzo las zapatillas, o las botas, o me subo a mi bicicleta… y corro. Corro por correr. Sin recorrido ni objetivo definido, sin una meta. Voy avanzando, solo, en silencio. Simplemente vacío mi mente y me dejo llevar. Sólo conecto con el suelo y a la vez con el cielo. Ver, oler, escuchar. Sentir.
No pienso, sólo estoy ahí. La fatiga se va apoderando de mi cuerpo de modo inversamente proporcional a cómo va desapareciendo de mi mente.
Y al final lo logro. Vuelvo a casa con una sonrisa. Salí gris y vuelvo en colores. Azul, verde, ocre. He interiorizado toda la gama que la montaña me ha brindado. He hecho mía esa energía que desprenden las cumbres, los ríos, los bosques. Hasta el arbusto más insignificante me ha enseñado el camino.
Ahora soy otro. Hasta la próxima vez que las preocupaciones diarias, los problemas y el stress saturen mi mente y mi cuerpo, y diga: me’n vaig a escampar la boira!